Nicolò Paganini (1782-1840) es aun, hoy en día, considerado uno de los más grandes violinistas de todos los tiempos. Su virtuosismo y sentimiento transformó la interpretación al violín en forma y contenido.
Cuenta su amigo y admirador, el pianista húgaro, Franz Liszt, que en un concierto en París, Paganini se dispuso a actuar en el gran Teatro de la Ópera. Estaba lleno de público y le recibieron con una gran ovación. Cuando levantó el arco para empezar a tocar su violín, se dio cuenta de que no era el suyo. Para un músico como él, esto era inaudito y se sintió muy angustiado sin su estimado violín. No obstante comprendió que no tenía otra alternativa que iniciar el concierto y empezó a tocar.
Se cuenta que ese fue el mejor concierto de su vida.
Una vez terminada la actuación y ya en su camerino, Paganini, hablando con Liszt, le hizo la siguiente reflexión:
"Sabes Franz, hoy he aprendido la lección más importante de toda mi carrera. Hasta hace escasos momentos, creí que la música estaba en el violín, pero me he dado cuenta de que la música está en mi y que el violín sólo es el instrumento por el cual mis melodías llegan a los demás"
Todos tenemos la posibilidad y la responsabilidad de aportar nuestra melodía a esta sinfonía que es la humanidad. Tú decides.
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