10 de julio de 2012

integridad


En ocasiones, los tiempos difíciles permiten desvelar aspectos positivos.
La recesión económica en tiempos pasados hizo que muchas empresas descubrieran o redescubrieran que la creatividad de las personas era un activo clave para el crecimiento.
El pensamiento creativo genera innovación y pone a punto y en marcha multitud de engranajes en las personas y en las empresas. Así, sabiendo como identificar la creatividad (“los empleados creativos”) y sabiendo como sacar provecho de dicha creatividad, se salió adelante en crisis anteriores. Efectivamente se salió adelante pero por desgracia sin sostenibilidad. La cara más oscura es la inmediatez en la búsqueda de la salida; es algo comprensible. Sin embargo, inaceptable a cualquier precio y en absoluto una vez recuperados. Es como el deportista que tras un gran esfuerzo y entrenamiento, una vez recuperado, se deja estar en una gran comilona de grasas saturadas…
Para abordar la sostenibilidad tenemos los VALORES. El aprendizaje que estamos viviendo actualmente nos debe ayudar a entender y combatir precisamente la crisis de valores que nos ha llevado al drama actual: "Cuando todo vale, nada vale nada".
Abandonar la queja, dejar de culpabilizar a los demás y comenzar a transformar nuestros pensamientos, nuestros hábitos y utilizar nuestra creatividad urgentemente en ACCIONES con el convencimiento que la fuerza más potente que tenemos en nuestra mente y en nuestro corazón para ayudarnos a nosotros mismos y por ende a los demás, sólo y únicamente reside en nuestra INTEGRIDAD, la cual se forja desde el respeto, la unidad, la humildad, el esfuerzo de la perseverancia y la RESPONSABILIDAD.

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